25/11/2010

Súbitamente alzado gritó: «¿Cómo has dicho?, ¿Fue?, ¿Es que entonces ya no vive? ¿No hiere ya sus ojos la dulce luz del día?» Y al advertir que una cierta demora antes de responderle yo mostraba, cayó de espaldas sin volver a alzarse.

La Divina Comedia.

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